Después de subir a una montaña, me tumbo en el suelo y observo veloces nubes navegando en la inmensidad del Océano Cielo Azul. El Sol acaricia mi frente con sudor, alimentando al corazón… y me veo a mí mismo, microscópicamente gigante, encima de la redondez del planeta Tierra, acogiendo la compañía de todo cuanto me rodea. Lejos queda esa imagen que todo ser humano fabrica a veces delante de un supuesto muro existencial, de irreparable abismo en soledad. Simplemente, me digo: “La soledad no existe, nos acompaña el planeta entero”...
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domingo, 29 de mayo de 2011
jueves, 19 de mayo de 2011
martes, 17 de mayo de 2011
miércoles, 11 de mayo de 2011
Acojo
Acojo el abrazo de los últimos rayos del Sol tendido en la hierba, mientras descubro a la luna lejanamente cercana en el Cielo azul coronada por flores de color oro. Y tomo consciencia de la importancia de sentirme parte integrante de este fértil planeta, de este inmenso Universo.
Todo lo demás es banal
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