Etiquetas

jueves, 17 de marzo de 2016

INDIA... ALGUNAS IMPRESIONES

Varanasi.
La ciudad sagrada del río Ganges... sagrada Diosa Madre Río Ganga. Ciudad de culto, ciudad donde la gente va a morir y a cremarse.
Las bulliciosas calles que llevan a las escalinatas sobre el río. Allí, un Aarti, al anochecer; llamativa ceremonia religiosa multitudinaria con música. Un santón desnudo, con el cuerpo decorado con ceniza, al lado de un gran tronco encendido, fumando cannabis. Los perros, durmiendo en las cenizas para huir del frío.
La pobreza severa se palpa en algunas zonas. Chabolas de plásticos. Los niños ( y las niñas), muy hermosos, a veces con los pies descalzos, con la sonrisa en los labios, amablemente... sumisamente, a la cámara de fotos. Se ponen contentos, simplemente de que alguien les haga una foto... también las personas mayores.
Pobres, pero gentiles. Elegantes existencialmente. A pesar de su "miseria", con clase existencial. Luchadores natos por la supervivencia.
Y nosotros, los guiris, creyéndonos qué sé yo; disconformes con todo, quejándonos de todo (algunos más que otros)... irreverentemente... vergonzosamente; si cuadra, cortos de miras, ignorantes supinos, sin capacidad para vislumbrar más allá de la basura y la suciedad sin duda favorecida por la profunda miseria y la desidia institucional hacia los más desfavorecidos.
Occidente, tradicionalmente, a colonizar por la fuerza y la opresión, a saquear las riquezas, la materia prima y por encima a creernos mejores.
Y aquí, la jodida (con perdón) desigualdad, la inmoral e indigna desigualdad... de castas y costes.



















































































domingo, 13 de marzo de 2016

Rishikesh, entre montañas, junto al sagrado Ganges. Multitud de templos con sus divinidades y multitud de tiendas.
Por la mañana, vamos muy temprano a un monasterio en la montaña, desde donde se puede divisar el Himalaya. Veo salir al sol, luego hacemos a pie una preciosa ruta de 17 km de descenso: aldeas entre montañas, arrozales, muchachas con hoces, pastores, loros, una cascada de aguas cristalinas, monos...
Allí solo silencio, no ruidos, no basura. Se percibe más armonía y riqueza real que en las ciudades. En la naturaleza todo parece tener sentido.
Al entrar de nuevo en la ciudad, descubro una galería de pinturas realizadas con pigmentos naturales por mujeres de una aldea. Ajaj, el amable chaval que la dirige, me enseña a obtener algunos pigmentos de hojas y cortezas de árbol.
Por la tarde, una vuelta en barca por el Ganges. En sus orillas, los niños se buscan la vida vendiendo velas con flores para dejar en el río, en honor de alguien. Lalta, uno de ellos, es vivaracho, alegre y muy inteligente (pienso cuanto valoraría tener la oportunidad de poder estudiar). Me vende alguna de esas velitas con flores que deposito en la aguas del río, después hablamos un rato y hacemos ranas en el agua con piedras.
Luego contemplo una bonita puesta de Sol, junto al río. El Sol, parece mucho más grande de lo normal... incluso consigo fotografiar alguna mancha solar con el zoom de mi cámara.
Al día siguiente, otra excursión a la montaña entre bosques donde habitan tigres y elefantes según cuentan.