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viernes, 20 de junio de 2014

VERAPRIMAVIERNO

Hace unos días decidí hacer una ruta por la Montaña.
Empecé a ascender y poco a poco me fui sumergiendo en el mundo de las alturas.
Allí, de nuevo me reencontré con la Primavera que parece no resignarse a marchar y huye hacia lo más alto…
Mientras en el valle las flores van dando paso a las semillas, en aquel lugar, parecía haberse paralizado el tiempo: un mar amarillo de piornos en flor, tomillo en plena efervescencia, abejas cargadas de polen… y al fondo, en lo más alto, los picos con nieve aún (pues al Invierno también le cuesta escapar).
En poco espacio, amparado en la diferencia de altitud, pude sentir tres estaciones.  Tan solo pude echar en falta al Otoño.
Hoy, recordando, me surge una palabra: !Veraprimavierno¡... al fin y al cabo todo avanza, pero todo enlaza y deja huella.
Sentado en un picacho de granito, observaba a mi alrededor saboreando las delicias de este planeta. Me sentía como si acabara de llegar a él … de pura belleza. Y me acordé, de las palabras, del principito, cuando llegó al planeta Tierra desde su asteroide B612 y subió a una alta montaña: “D’une montagne haute comme celle-ci, se dit-il donc, j’apercevrai d’un coup tous les hommes…”  Mais il n’aperçut rien que des aiguilles de roc bien aguisées. (“Le petit prince”. cap XIX)
Me costaba encontrar el momento y el impulso para  descender de nuevo.             

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